Reproducimos un artículo aparecido en Crónica Global / El Español.
por Carlos Manzano.
Philippe Carette y Carlos de Albert unen
fuerzas y actúan tanto en España como en Francia para que la aviación
sea accesible para las personas con discapacidad.
Pilotar no es solo mover las piernas. Las jornadas de Aviación Adaptada del pasado 1 de octubre en el aeródromo de Igualada-Ódena
fueron un punto de inflexión más para mostrar el mundo de la
aeronáutica y las barreras con las que se encuentran las personas con
movilidad reducida. El 8 de agosto de 2008, Elizabeth Heilmeyer y Carlos de Albert, después de años de perder juicios, lograron que la discapacidad motora no fuera un impedimento para obtener la licencia de planeador en España, tras publicarse en el Boletín Oficial del Estado (BOE)
una Orden Ministerial que así lo amparaba. Ambos pilotos lograron
equiparar la legislación española a la del resto de países europeos.
Esta línea abrió un nuevo escenario que hacía décadas que se vivía en Alemania, Francia, Italia y Reino Unido. Para ello, la piloto alemana y el aviador catalán fundaron la organización Sillas Voladoras, que poco después establecería, junto a otras asociaciones, las jornadas de Aviación Adaptada
que este año han llegado a su quinta edición. “Cuando Heilmeyer tuvo el
accidente y se quedó en silla de ruedas quiso obtener de nuevo la
licencia para volar en España y le dijeron que no. Ella llamó a Alemania
y le explicaron que allí no había problema para hacer la conversión,
pero quiso luchar para que aquí fuera posible y justo yo estaba luchando
también por lo mismo, así que nos juntamos y nos querellamos contra aviación civil”, explica De Albert.
Primer paso: el Supremo les dio la razón
El Tribunal Supremo finalmente les dio la razón,
que se estructuró en la Orden Ministerial citada de 2008. Aunque ellos
no comprendían por qué no se había producido antes esa facilidad para
obtener la licencia de piloto en España. “Nosotros les dijimos que, si
tenían ejemplos en el resto de Europa y estaba homologado para volar
aquí, por qué no podían pilotar”, asevera De Albert. “Nos dijeron que no
estaba ejecutado”, continúa en referencia al obstáculo inicial, aunque
concluye: “Pues lo procedimentamos”.
Estas fueron las puertas que se abrieron para que tanto Sillas Voladoras
como otras escuelas de vuelo con o sin motor se extendieran por toda
España. Cataluña, Andalucía, Madrid… lo que en un principio no se veía
como una necesidad aeronáutica resultó, tras la resolución positiva del
Supremo, que sí lo era. Pero todavía no hemos alcanzado a otros países
europeos, donde sí se puede obtener la licencia de piloto comercial. En cualquier caso, De Albert ha abierto un mundo de aviación adaptada y cuenta con una red en la que se encuentra el francés Philippe Carette, piloto y bioquímico que se desplaza en silla de ruedas y lidera un proyecto para mover las piernas de personas sin movilidad.
El exoesqueleto acaba con las barreras
“Desde hace un par de años estamos intentando hacer una adaptación para
la gente que quiere volar de forma más fácil”, explica el piloto galo
oriundo de Perpiñán. Pero la idea no es solo aplicar una adaptación a
los aviones o avionetas como hasta ahora, sino que sea un método
universal. “Damos estímulos a las rodillas y los tobillos
para que cualquier persona con problemas de movilidad pueda utilizar
los mandos de control de los pies. Para que puedan volver a mover las
piernas, presionar los pedales y pilotar el avión”,
destaca. Él mismo es un ejemplo de adecuación aeronáutica completa. No
necesita a nadie para entrar y salir de su aeroplano, del que baja
deslizándose por una de las alas.
El futuro ya está aquí
Esta lucha por la aviación adaptada ha unido a pilotos españoles,
alemanes, franceses e italianos. Sin embargo, y pese a los grandes
avances en España, los siguientes pasos serán también complicados de
lograr. El amoldamiento de la legislación española al resto de Europa
fue el primer hito, que se ve ampliado por la invención en la que
colabora Carette para personas con movilidad reducida, pero ¿y ahora qué?
“Tenemos un socio en Sevilla que consiguió recuperar su licencia Clase 1
y va en silla de ruedas”, avanza De Albert. Eso significa que es de los
primeros pilotos comerciales en lograr mantener su carné tras un
accidente que le dejó con la movilidad reducida. De hecho, no solo queda
ahí la cosa, sino que ha sido escogido por la NASA
para ser el primer astronauta con discapacidad del mundo. “Su proyecto
es demostrar que una persona con discapacidad se puede mover como
cualquier otra, igual que para volar”, sentencia el aviador catalán.
España entró tarde, pero el futuro ya está aquí y tal y como asegura
Carette: “Ha ido muy rápido y se ha puesto al mismo nivel que en otros
países de Europa”.
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