30 ene 2007

ELISABETH HEILMEYER

ELISABETH HEILMEYER

Primera piloto con discapacidad que consigue su licencia para vuelo a Vela (SPL)

Mi historia

Siendo una niña ya tenía la mirada siempre puesta en el cielo, en los pájaros, en los aviones. Quería volar, me lo imaginaba mágico, era mi sueño.
Un día, muchos años después, me hice piloto de vuelo sin motor, la manera más pura de volar imitando a los pájaros, aprovechando las fuerzas de la naturaleza. Volaba libre, feliz, me sentía pájaro, flotaba, me dejaba llevar por el viento y cantaba, cantaba en voz alta.

Un día, sin embargo, un accidente me partió las alas y creí que la sensación de libertad se había acabado para siempre. Me moría de pena y, a la vez, anhelaba más que nunca aquella libertad. Pero el destino me sonrió de nuevo y puso en mi camino un planeador ya adaptado para el manejo manual. Empezaba a ver la luz.  Tres meses después del accidente pedí que me llevaran al aeródromo. ¡Gracias manos por seguir llevándome por los aires!Sentí que volvería a recuperar la alegría. Es difícil describir el vuelo. Me descubro sonriendo de oreja a oreja. Irradio felicidad. Nada me para allí arriba. Soy libre.

Volar me levanta el ánimo, me hace olvidar cualquier preocupación. Es mi mejor terapia. Me devuelve las ganas de vivir y de hacer. Lo primero que hice fue tratar de recuperar mi licencia de piloto. Fue entonces cuando me encontré con la barrera más difícil, la de la administración. Empecé a luchar y cuantas más trabas me ponían, más importante veía la lucha. Creamos la Asociación de “Las Sillas Voladoras” y siete años después me convertí en la primera persona con discapacidad con una licencia de vuelo.

Volar es un derecho terapéutico. En el aire todos somos iguales, en el aire no me acuerdo de que ya no me puedo mover como antes.

“Pies para qué os quiero si tengo alas para volar” (Frida Kahlo) y
“El que no corre VUELA…”

Elisabeth Mª Heilmeyer.

 

 

 

 

 

 






29 ene 2007

CARLOS DEL ALBERT

 CARLOS DE ALBERT

Segundo piloto con discapacidad que consigue la licencia para vuelo a Vela (SPL).

Mi historia


    Os dejo la crónica que hice en mi primera competición, el Regional Castilla la Mancha 2012. Aquí se ve lo bonito, bueno, maravilloso... me quedo sin calificativos, que es volar.

Mi primera competición como piloto al mando:
Mi experiencia volando en el Regional ha sido lo mejor que me ha pasado y no sólo por aprender a saber como uno tiene que moverse en el aire para llegar a ser 4º en la general y hasta 2º el día 17 y último dí­a de la competición, sino porque lo que Pedro Berlinches te transmite volando es mucho más que eso. He aprendido a fijarme en todo lo que me rodea y cómo pensar anticipándome a todo lo que sucede a mi alrededor sin ni mencionar a cómo pilotar mucho mejor de lo que lo hacia.

Cada día por la mañana todos los participantes teníamos que estar bien atentos
al briefing que nuestro magnífico director de carrera Iñaqui Ulibarri nos iba

describiendo paso por paso, explicándonos los detalles de la tarea para ese día

con sus respectivas normas y restricciones. Importantísimos eran para nosotros

los detalles en cuanto a la meteorología de cada día y las previsiones que se

esperaban para cada una de las horas de la tarde y las zonas diferentes del

recorrido. Temperatura según alturas, humedades relativas etc, etc, marcaban las

características del recorrido según por donde quisiéramos pasar.

Toda una gran cantidad de datos que son junto a todo lo que he aprendido a

valorar fuera del avión mientras avanzas volando, mezclándolo con una gran

precisión en el pilotaje, la posibilidad de obtener un posible buen resultado o

aterrizar en un campo de trigo.

Carlos de Albert y Pedro Berlinches

 Al terminar el briefing de rigor diario y anotar gran cantidad de detalles para no
perder pista alguna durante la tarea diría, desayunábamos, preparábamos las

coordenadas en el logger para que nos indicara los puntos por los que pasar y los

registrara cuando se alcanzaban durante la tarea.

Colocar avión en pista, revisarlo, y acomodarse mientras controlas no dejarte notas,
logger, agua, gorro, mapas y a ser posible un GPS de ayuda auxiliar que nunca va mal.
Luego, remolcando y todo empieza cuando la puerta de salida se abre y decidimos

cruzarla en el momento adecuado siempre que las ascendencias nos permitan

encararla de la mejor forma, altura y máxima velocidad posible.

Una vez en carrera, todo empieza y en cada instante tienes que estar anticipando

todo lo que va a suceder según lo que hagas. Os puedo garantizar que volar cansa,
pero agota tu mente ya que no puedes dejar de darle vueltas a todo mientras das vueltas virando una térmica.
Tras afrontar ascendencias de muchos tipos, basar tu estrategia en la toma

de decisiones en base a observar y escuchar todo lo que va sucediendo a tu

alrededor, finalmente y si todo ha ido bien llegas a campo de origen o bien a algún

campo de trigo previamente elegido y con altura suficiente para preparar una

buena toma “fuera de campo”.

Al fin en Ocaña sea desde la pista de aterrizaje o bien desde el coche y remolque

que te haya venido a rescatar en un campo de trigo en el que hayas ido a parar.

Pues sea desde donde sea, siempre terminas en el bar del club, compartiendo las

vivencias y diferentes experiencias con todos los demás.

El buen humor y la buena compañía por parte de todos hacen que esto de

volar convierta a lo de ir en una silla de ruedas como algo anecdótico y sin más

importancia.

Los resultados fueron los siguientes:

El primer día una buena y larga carrera obteniendo la cuarta posición empezando a
las 12:57 completando la tarea en un tiempo de 3:51 con una media de velocidad de 53,5 Km/h para finalmente recorrer 206 Km.
El segundo día se convirtió en un día interminable pasando momentos difíciles y

que hasta nos hacían dudar si podríamos seguir adelante, pero finalmente llegamos
en una meritoria octava posición si tenemos en cuenta todo lo que llegamos a luchar sobre el aeródromo de la Mancha aprovechando una leve ascendencia ya en cabecera de pista cuando casi nos decidimos a tomar tierra, pero con destreza llegamos a subir para poder seguir nuestro camino. La tarea se inicio a las 13:30 completándola en un prácticamente increíble exacto mismo tiempo al primer día de 3:53 con una media de velocidad de 48,9 Km/h y finalmente recorrer 189,7 Km.
El tercer día se convirtió en un día no menos difícil pero si más hilvanado y

consecuente con nuestras decisiones pasando también momentos difíciles pero

finalmente llegamos en sexta posición empezando a las 13:12 completando

la tarea en un tiempo de 3:18 con una media de velocidad de 68,9 Km/h para

finalmente recorrer 228,3 Km.

El cuarto y último día fue casi una obra de arte y exceptuando alguna pequeña

decisión con posible mejora, llegamos en segunda posición. Cruzamos línea de

salida a las 12:55 completando la tarea en un tiempo de 2:37 con una media de

velocidad de 76,8 Km/h para finalmente recorrer 201,9 Km.

En cuatro días recorrimos 825,9 km con una media de velocidad de 62 km/h

empleando un tiempo total de 13:39.

Toda una experiencia que no sólo me ha ayudado a ser un mucho mejor piloto,

si no, una mucho mejor persona con capacidad de analizar todo lo que sucede a

mi alrededor en cualquier situación y sobre todo, saber reaccionar en centésimas

tomando decisiones que no tienen vuelta atrás. Volando, en estos instantes,

cuando tienes que tomar según que decisiones en momentos críticos, no hay

muchas alternativas y siempre debes escoger una de las pocas que se te pueden

ocurrir. Esa debe ser la acertada ya que si te equivocas, la siguiente decisión

seguramente no tendrá tantas alternativas reduciéndose a solo una o quizás

ninguna, aumentando los riesgos innecesariamente. Las decisiones han de

tomarse en su tiempo justo y sin dudar, llevarlas a cabo de la mejor forma posible

ya que las segundas oportunidades siempre traerán muchas más complicaciones o
simplemente, esa segunda oportunidad, ya no exista.....

Cuanto más sabes dicen, más arriesgas. Pero si sabes arriesgar más, también
debes saber cuando no tienes que arriesgar. Jamás hay que perder el respeto a lo

que representa volar pilotando un planeador sin motor y esos valores son los que

se aprenden con pilotos como Pedro.

 
Todo lo comentado ha sido gracias a las Sillas Voladoras que luchan por la

igualdad volando y no sería posible sin la cantidad de gente que hay detrás

empujando y ayudando sin ninguna intención más que la de que dejemos de lado

nuestra silla de ruedas, muletas u otros utensilios que nos ayudan a desplazarnos

por tierra y nos dediquemos a sacar lo mejor de nosotros mismos luchando en el

cielo en igualdad de condiciones a los demás.

  







28 ene 2007

RICARDO PLAZA

 Ricardo Plaza

Tercer piloto en conseguir sus alas para vuelo a Vela (SPL)

Mi historia

 

 






Mi conclusión sobre este tema es que: "Cada persona, con discapacidad o sin ella, sabe lo que puede hacer o no, nadie debe decírselo". Por tanto el "Tú no puedes" que me dijo el médico, se transforma en "YO DECIDO".












27 ene 2007

LORENZO JIMÉNEZ

 LORENZO JIMÉNEZ

Cuarto piloto con discapacidad en conseguir licencia de vuelo a Vela (SPL).


Mi historia

Desde siempre he querido ser piloto pero mi discapacidad me impedía realizar este sueño. Tengo secuelas de polio en las dos piernas y me desplazo con muletas. Desde que recuerdo siempre me he comprado revistas, libros, maquetas y cualquier cosa relacionada con la aviación y he asistido a cuantos festivales aéreos he podido.
Estaba ya mentalizado a que nunca podría volar ya que no se nos permitía a las personas con discapacidad. Pero en el año 2010 casualmente conocí la web de Sillas Voladoras. Ahí me enteré que gracias a la gran labor realizada por Elisabeth Heilmeyer (Presidente de Las Sillas Voladoras) nos quitaron las limitaciones legales para poder volar en velero. Además gracias a la ayuda de Inaki Ulibarri (socio fundador de Las Sillas Voladoras), instructor en le escuela de Senasa para vuelo sin motor de Ocaña, la escuela disponía de un velero adaptado. 
Después de hablar con Elisabeth me apunté como alumno a la escuela de vuelo sin motor de Senasa en Ocaña en Julio de 2010. Por fin iba a ser piloto de planeador o por lo menos eso pensaba…
En octubre de 2010 de ese mismo año tuve un problema en el corazón y me retiraron el certificado médico sin el cual no se puede ser alumno y por lo tanto optar a conseguir el título de piloto. ¡Mi sueño había durando 3 meses! Después del desánimo inicial y gracias a Elisabeth otra vez, me puse en contacto con Gregorio Toledano. Gregorio es un abogado especializado en temas aeronáuticos (socio de Las Sillas Voladoras y quien también ayudó a Elisabeth en la lucha para que las personas con discapacidad en España tuviéramos nuestros derechos como piloto) pusimos una reclamación ante AESA y conseguimos que me devolvieran el tan añorado certificado. Fue un proceso bastante largo y laborioso pero lo conseguimos aunque nos llevó dos años. Debo decir que el mérito es más de Gregorio que mío.
Sin embargo el certificado médico venía con un par de limitaciones. Por una parte tendría que hacerme una serie de pruebas médicas bastante extensas y por otro lado tenía que volar siempre con piloto de seguridad. La cuestión era ahora: ¿dónde me hago yo estas pruebas?  No tenía ni idea. Gracias a Carlos de Albert, el segundo piloto con discapacidad (Vicepresidente de Las Sillas Voladoras) contacté con el centro médico Creu Blanca, donde me hice las pruebas y todo salió perfecto. La única pega es que este centro está en Barcelona y yo vivo en Madrid pero en fin, no se puede pedir todo. Al final del 2012 tenía el certificado y podía seguir con el curso de vuelo.
En el año 2013, cuando me tocó otra vez renovar el certificado médico conseguí que me quitaran la limitación de piloto de seguridad. Ya veía la luz al final del túnel, después de 3 largos años.  Realmente la luz al final del túnel resulto ser la ambulancia que me llevaba al quirófano del hospital tras romperme el fémur izquierdo en las oficinas de la empresa donde trabajo. Esto me costó siete meses de baja en los que lo pasé bastante mal pero en ningún momento se me pasó por la cabeza dejar de volar.
De nuevo en pie, sin embargo la alegría fue breve, ya que los siete meses de baja me hicieron perder mucha masa muscular y al andar con muletas, me lastimé los dos hombros. Tenía unos dolores tan intensos que no podía ni moverme. Otra vez ronda de médicos, rehabilitación y mucho descanso físico. Por suerte mi empresa permite el trabajo desde casa, con lo cual tengo que andar más bien poco. Con este descanso los dolores remitieron bastante y así sigo hasta ahora.
A mediados de 2015 regresé una vez más a mis clases de vuelo, y el 26 de Noviembre de este mismo año, aprobé el examen teórico y práctico. Ahora después de este largo camino, soy piloto de vuelo sin motor.
Por supuesto me queda mucho por mejorar y voy a poner todo mi empeño en ello, pero por los menos soy piloto y esto no me lo puede quitar nadie. Al final me ha costado cinco años pero lo conseguí. Debo dejar claro que no lo hubiera conseguido sin la ayuda de mi entorno. Empezando por mi mujer, que me ha acompañado a Ocaña cada vez que he ido yo, pasando frio en invierno y calor en verano y aguantando horas y horas de espera con paciencia infinita. También debo mucho a Elisabeth, a Gregorio  y a Carlos que ya he mencionado arriba,  así como a todo el personal del aeródromo de Ocaña. Ha sido curioso ver cómo tanto los instructores, el instructor de teórica, como las personas de administración y los pilotos de las remolcadoras vivían mis desventuras casi como si fueran las suyas. Sacarme la licencia se había convertido en objetivo de todos y cuando por fin lo conseguí, fue una avalancha de felicitaciones y de sonrisas totalmente sinceras. Estas cosas se perciben.
Solo me queda añadir que me he convertido en el cuarto piloto con discapacidad de vuelo sin motor de España. ¿Te animas a ser la quinta persona?
Si un día vas por Ocaña y te encuentras un cincuentón bajito y con muletas, ese soy yo. Estaré encantado de conocerte.
Lorenzo