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6 abr 2023

ELISABETH HEILMEYER, PIONERA EN ACERCAR EL CIELO A LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD: "EN EL AIRE TODOS SOMOS IGUALES"

Reproducimos íntegramente la entrevista aparecida en el diario 20 Minutos que le hacen a nuestra presidenta Elisabeth Heilmeyer.

  • Es una de las creadoras de Sillas Voladoras, cuyo objetivo es acercar la aviación a las personas con discapacidad. 
  • "Volando se me olvida que no puedo moverme como la mayoría".


Si en España las personas con discapacidad pueden acceder a una licencia de vuelo sin motor o de ultraligeros es gracias a Elisabeth Heilmeyer, una alemana que no paró hasta recuperar su licencia después de que un accidente la dejara en sillas de ruedas hace 20 años. Fueron siete años de inagotable lucha hasta que el Supremo le dio la razón.

Durante el camino, una idea le rondaba por la cabeza: que todas personas con discapacidad pudieran disfrutar, como ella, de su gran afición. Por eso, creó junto a otras personas Las Sillas Voladoras, una asociación y una escuela de vuelo especialmente pensada para ellas.

En España, las personas con discapacidad pueden pilotar gracias a usted… 

Yo era piloto de vuelo sin motor, y en el año 2003 sufrí un accidente de vuelo, en remolque, y me quedé en silla de ruedas. Desde el primer momento tuve claro, porque es mi gran afición, lo necesito… que tenía que seguir volando como fuera. La primera respuesta que obtuve fue: ‘pues ya te puedes poner a luchar’ porque en España no estaba permitido que las personas con discapacidad tengan licencia de vuelo. Y así lo hice… 

El proceso fue largo…

 Sí, mucho, siete años. Me enteré de que desde hacía tres años había en España un movimiento que proponía que se hiciera algo para que las personas con discapacidad pudieran pilotar, porque la adaptación es muy sencilla, es como la de los coches. Al presidente de lo que antes era la Fundación Airtel -ahora Vodaphone-, que también era piloto le encantó la idea. Mandaron a Alemania con su ayuda un planeador que no se usaba en el aeródromo de Ocaña, donde lo arreglaron y lo adaptaron al manejo manual, pero se quedó todo en nada porque no se permitía pilotar a las personas con discapacidad. Y así estaba todo cuando yo tuve el accidente, muy parado, pero yo tuve claro que tenía que pelear por ese derecho, así que, como veíamos que nadie hacía nada, iniciamos un contencioso administrativo. Ganamos, pero recurrían continuamente, tuvimos que llegar hasta el Supremo, que nos dio la razón, así que no les quedó otra que cambiar la legislación. Esto fue en 2010, siete años después. Aun así, no me devolvieron la licencia directamente, sino que tuvieron que examinarme en el aeródromo, comprobar que podía moverme bien dentro del avión… Tardé casi 10 meses más en tener la licencia.  

 

¡Queremos abrir el mundo de la aviación a cualquier persona con discapacidad, sea a través de un vuelo de divulgación o porque quieran sacarse una licencia!

 ¿Y cómo surgió la idea de crear Sillas voladoras?

La idea surgió durante el proceso de recuperar mi licencia. En este tiempo, escuché de todo, me llamaban loca, irresponsable y encima alemana, jajaja… Llevo toda la vida aquí, pero como Alemania no permite dos nacionalidades, sigo siendo alemana. Como en Alemania sí llevaban unos años permitiendo pilotar, me dijeron que, si quería pilotar, me fuera allí, pero yo ya me había comprometido con conseguirlo aquí, había mucha gente esperando y no quería dejarlo a medias, porque este país ha hecho mucho por mí… Por eso, mientras lo conseguíamos, como ya teníamos el avión adaptado, decidimos crear una asociación, Las Sillas Voladoras. Además, mientras luchábamos por recuperar la licencia de los vuelos sin motor, intentamos hacerlo también para los vuelos motorizados, que sabíamos que era aún más difícil. En 2019 se consiguió que las personas con discapacidad también puedan tener la licencia de vuelo de ultraligero y de avioneta. En España ya somos unos cuantos con este tipo de licencias. 

 

¿Qué hacen en Sillas Voladoras?

Básicamente, organizamos jornadas de vuelo para personas con discapacidad. Tenemos pilotos con discapacidad, como el vicepresidente de Sillas Voladoras, que es el primer piloto y que se sacó la licencia siendo ya una persona en sillas de ruedas. Además, se puede hacer con nosotros vuelos de divulgación y la gente con discapacidad tiene precios más reducidos. Gente que pensaba que el mundo de la aviación estaba cerrado para ellos por tener una discapacidad, se da cuenta de que no, descubre que lo puede hacer. También va mucha gente para celebrar despedidas de soltero, a alguien que se lo han regalado… Queremos abrir el mundo del vuelo para cualquier persona que tenga una discapacidad, sea a través de un vuelo de divulgación o porque quieran sacarse una licencia. Para ello, tenemos una escuela de vuelo sin motor para gente con y sin discapacidad, con una base en Ocaña (Toledo) y dos en Cataluña.
Tenemos planeadores propios, pero en Ocaña hay también una escuela de ultraligeros, el dueño es socio nuestro y tiene uno adaptado y también lo podemos usar. 
  

¿Cuál diría que es su misión?

Nuestra gran misión, nuestro fin último, es defender los derechos de las personas con discapacidad a la hora de volar y los defendemos en todos los problemas que puedan tener con Administración en este sentido.
Últimamente, hemos conseguido dos grandes logros: que una persona se saque la licencia de piloto comercial de transportes y otro de piloto comercial, ambas con discapacidad. Y es todo un hito, porque hasta ahora la administración estaba totalmente en contra de que una persona con discapacidad entrara en el mundo de los vuelos comerciales. Y es gracias a que nosotros nos hemos sentado y discutido con Aviación Civil. 
  

¿Cómo consiguen financiación?

Con las cuotas de los socios, pero son muy bajas, porque la gente con discapacidad no suele tener mucho dinero, pero nuestra idea es que tengan acceso a este mundo también. También pagan los vuelos, aunque para la gente con discapacidad son más baratos. El problema es que hemos tenido que subir el precio de lo que son los vuelos por el precio de combustible y porque Vodafone ha cambiado su política y ya no nos da la subvención que nos daba. Pero creo que la idea que tiene la gente de que volar es muy caro está cambiando, porque no es así.  

 

Hemos volado a mucha gente ciega o con otras discapacidades, y no veas lo encantados que bajan… 

Dicen que volar es terapéutico para las personas con discapacidad…

¡Desde luego! Y yo soy la muestra viviente. Para mí antes era lúdico, pero ahora es 100% terapéutico. Volando no me acuerdo de un ascensor que no funciona, de que no puedo subir las escaleras… porque vivir en una silla de ruedas es una lucha constante. Y en el aire todos somos iguales. De hecho, en nuestras competiciones hay gente con o sin discapacidad. Yo, cuando vuelo no me acuerdo de que no me pudo mover como la mayoría de la gente.
Recuerdo que antes del accidente, cuando estaba preocupada o disgustada por algo, me iba a volar, y una vez que despegaba de la tierra, que es donde había dejado el problema, todo cambiaba, y cuando aterrizaba, me parecía que ese problema ya no era para tanto.
Pero no solo es terapéutico para la gente que va en silla de ruedas… Hemos volado a mucha gente ciega o con otras discapacidades, y no veas lo encantados que bajan… 
  

 ¿Hay gente que acude a vosotros sin haber volado nunca?

Sí, muchísima, y para nosotros son los más gratificantes, porque la gente suele bajar encantada, con una sonrisa de oreja a oreja. Nos dan las gracias, pero las gracias se lo tenemos que dar a ellos, porque es muy gratificante ver que disfrutan tanto con algo que a nosotros nos apasiona y que queremos compartir. Y con algo que, además, pensaban que nunca podrían hacer…   

¿Qué le dirías a la gente que tiene discapacidad que todavía no se atreve, no sabe que sí puede volar?

Simplemente les diría que lo prueben. Que, aunque estén con ciertos reparos, se acerquen, vean cómo es… Que no queden en casa con la duda. Nosotros estamos abiertos todo el año para que la gente se acerque a Ocaña. Solo tienen que ver la web, nuestras redes sociales y mandarnos un correo electrónico. Nosotros, que somos todos voluntarios, estaremos encantados de enseñárselo, porque, al menos para mí, este es el proyecto de mi vida.   

Después de conseguir que gente con discapacidad pueda tener una licencia de vuelo sin motor y ultraligero, que es un gran logro, ¿qué otro gran reto tienen por delante?

En cuanto a derechos, que a las personas con discapacidad nos faciliten el acceso a la aviación. Sobre todo, en cuanto al certificado médico, que ahora mismo es la barrera más grande con la que nos encontramos, es donde más pegas nos ponen. Por supuesto, tienen que existir, porque es para garantizar nuestra propia seguridad, pero ponen demasiado trabas.  

 


 

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